lunes, 14 de marzo de 2022

Ensayo: “LA LLUVIA TEMPRANA, LA LLUVIA TARDÍA, HASTA LA SIEGA”

 Ensayo: “LA LLUVIA TEMPRANA, LA LLUVIA TARDÍA, HASTA LA SIEGA”

Autor: Freddy Humberto Trino Camacho

En el Señor no hay casualidades sino causalidades y sus tiempos están marcados. Una emisora de radio qué sintonicé recientemente un periodista conocido y reconocido a nivel local(Jhon Arandia), relataba en un programa que lleva a cabo, la historia de una joven madre y su hijita, qué había llamado la atención de este periodista que por la curiosidad de su oficio despertó su interés; por el cuadro edificante qué significa qué padres dediquen con esmero acompañar la educación de sus hijos, más en estos tiempos de pandemia dónde los progenitores cumplen una función de guardas y custodios de lucha y competividad en un mundo cada vez más exigente y severo.

Esta familia pequeña compuesta por una mamá y su hijita; que por lo común se ha convertido en un patrón tan cotidiano; porque los padres, los varones abandonan a la suerte a las mujeres qué las enamoraran con pasión descontrolada, qué al embarazarlas, por falta de responsabilidad, madurez u otro aspecto, las dejan en indefensión.

Estas mujeres desde ese momento cumplen la doble función de padre y madre. El caso graficado y expuesto demuestra qué nuestra conducta se forma desde la casa. La joven mamá entregada a cumplir esa noble tarea no solo de cubrir necesidades básicas y vitales, sino también formar un alma noble y productiva para la sociedad.

Impactado ante este hecho, el periodista, no solo por los cuidados y la dedicación amorosa qué esta madre reflejaba, por el orden y limpieza evidentes; sino también por las circunstancias paralelas en el tiempo, qué en otro frente se presentaba de manera dramática y cruel.

La comunicación en todo orden también edifica y la sensibilidad del periodista así lo reflejó. En qué circunstancias conexas, dónde otra madre ocasionada un acto reprochable por su desenlace funesto dónde dos niños pagan la factura de una vida desordenada; la palabra Sagrada al respecto dice: “por falta de conocimiento mi pueblo fue cautivo”( Isaías 5:13). Esta madre inconsciente al borde del precipicio, tomo la triste decisión de quitar la vida de sus hijos, su argumento es que no tenía provisión de alimentos y el hambre rondaba como un espectro de muerte que amenaza a su frágil supervivencia.

La Biblia expone historias de guerra y sus consecuencias, dónde ciudades-estado quedaban expuestas, después que su ejército compuesta de varones perdieran la batalla, entonces el ejército ganador se daba a la tarea de acechar y cercar la última resistencia que aún quedaba compuesto por mujeres viudas y ancianos; el relato es dramático qué por la falta de alimentos madres procedían al canibalismo y se comían al fruto de sus entrañas ( 2 Reyes 6:24-31).

Una historia bíblica así de extrema, la protagoniza Elías, con una mujer- viuda de Sarepta- y su pequeño hijo ( 1 Reyes 17: 8-24). El contexto un cuadro de hambruna. Elías El Profeta es mandado por Jehová a socorrer a una mujer y su vástago; dónde ambos experimentaban, una carencia casi absoluta de alimentos, contando solo con un puñado de harina y un poco de aceite, para paliar su hambre devoradora, que después de consumir estos, dejarse morir. Así presente en el momento crucial de la escena, el profeta Elías instruido por Dios, viendo este cuadro dramático, en fé,  Elías le dice a la mujer qué le prepare un pan que en el milagro mismo, se multiplicaría para varios días. Viendo que había muchas vasijas vacías -a punto seguido- Elías procede al milagro extraordinario- tal cual del vino en las bodas en Caná de Galilea- llenándose las vasijas con aceite las cuales, se podía vender y así adquirir recursos y comprar alimentos.

Este pasaje nos enseña qué la fe preserva la esperanza y que nunca hay que agotar las múltiples posibilidades que están en nuestro alrededor y por la ceguedad espiritual estás están encubiertas. Pero tenemos un Dios benevolente, que con el recogemos apartados de él desparramamos ( San Mateo 12:30). El Señor nos afianza con talentos y recursos, que en un estado de debilidad, nos fortalece con su palabra,  así nos dice: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. S. Mateo 7:7 

De manera muy próxima, a principios del siglo pasado, la inanición producto de una pobreza extrema, era común como un monstruo qué abatia como una tempestad las frágiles esperanzas de vivir, al presente este demonio disfrazado de extrema pobreza; en muchos países de economía periférica como  Bolivia, donde el desplazamiento social migración campo ciudad es acelerada y la pobreza extrema ya existente en las urbanizaciones incipientes, son agravadas en una estructura vacía, por la falta de asistencia del estado, aflorando en acontecimientos funestos, como el recientemente acontecido dónde una madre mata a sus dos hijos con el argumento incomprensible del abandono.

Entonces no es extraño que esté es un patrón recurrente qué se manifieste de tiempo en tiempo donde la mujer toma una decisión de lo más deplorable. En este sentido va el siguiente relato dónde la muerte va disfrazada de  desprecio y dejadez. 

En la lluvia temprana no solo de la cultura agrícola sino también de la social, una mujer enjaulada por las presiones patriarcales de una época donde las hijas eran consideradas objetos de esclavitud, de las muchas historias colgadas en el olvido, se debatía una madre con sus cinco hijos acuestas en la penuria de la mujer despreciada; las oportunidades en ese horizonte eran estrechas, por una educación limitativa y exclusiva; la mujer prácticamente así se encerraba en el claustro del olvido y El desprecio por sí misma.

El querer y el hacer provenía, de una asimilación por ósmosis inducida dónde la madre alguien en la estructura ascendente, transmitía su saber en la práctica cotidiana y esto era una praxis difuminada en el tiempo si el error se arrastraba de generación en generación la falla podía ser fatal.

Por ahí va esta historia confrontativa, etiquetada dentro de las historias fallidas. Los cuentos de hadas son perturbados por la realidad cruel e inhumana, los cielos se abren cuando se tiene la llave del éxito y nos referimos al talento natural que hace las cosas hechas con calidad y calidez, la falta de esta da lugar al fracaso y al desaliento.

Por el estómago se gana a un hombre; está es la consigna ancestral de viejos con sabiduría torcida, preñada de prejuicios por las mujeres que poseen estás virtud, dejando a las que no tienen en obsai o fuera de juego, está ventaja es bien utilizada cómo trampa en el juego del amor y la codicia por lo ajeno.

Esta batalla se ha dado desde siempre y los incautos caen sin saber que este proceso es lento doloroso y tortuoso; cuando la mujer despierta a esta realidad se dice que es la última en enterarse,  ya es muy tarde para la reacción y el despojo es inevitable. Comienza con la separación de los Espíritus y de las almas; que se dieron tiempo atrás;  quedando solo la separación de los cuerpos.

Sobre todo el alma de las mujeres entra en pena y desasosiego las más débiles se embarcan en un duelo profundo y sin consuelo y arrastran las cadenas del sometimiento y sumisión en un desenfreno qué avasalla todo a su pasó entre ellos, sus hijos.

Hoy es la ciega, la cosecha de estos frutos de un buena árbol qué fue sembrado en mala tierra, desde la misericordia que proviene del cielo, solo queda trasplantarlo a otra abonada irrigada por nuestro padre eterno. Esta es una tarea asignada pendiente que mediante la benevolencia del Dios eterno debo realizar.

FIN